Toda la familia franciscana celebró ayer miércoles 4 de octubre la festividad del seráfico San Francisco.
En Concordia, la comunidad de fieles de la parroquia bajo su patrocinio hizo lo propio mediante actividades y celebraciones. El lema que los animó fue: “Brillen como rayos de luz en el mundo, mostrando la Palabra de Vida”.
La misa patronal se ofició a las 19 horas, presidida por monseñor Gustavo Zurbriggen, obispo de la diócesis, y concelebrada por el párroco presbítero Alberto Dagorret. Padre Carlos Tazzioli, que está actualmente cursando estudios en Roma, hizo llegar su saludo afectuoso a toda la comunidad de fieles. De la misa participaron también un grupo de jóvenes estudiantes del colegio La Salle de Rosario, quienes están en estos días realizando una experiencia de misión en la comunidad.
Monseñor Gustavo sostuvo en su homilía que el patrono es el que debe marcar el camino de la vida de una comunidad, y en este caso en particular sostuvo que “San Francisco nos enseña a vivir como hijos obedientes del Padre a imitación de Jesús (…) él aprendió a vivir como hijo de Dios, discípulo de Cristo y hermano de todos”.
Por el bautismo que es el primero y el más importante de los sacramentos “pasamos a formar parte de la familia de Dios, todos somos hijos de Dios, todos iguales y con la misma dignidad” advirtió el obispo, quién destacó además la necesidad de alimentarnos diariamente de la Palabra. “El Evangelio –dijo- tiene que enseñarnos todos los días a ser hijos de Dios y hermanos, tiene que inspirar nuestras decisiones, guiar nuestras tareas pastorales, dar luz para vivir en lo cotidiano, en el trabajo, en el estudio y en la familia”.
El pastor de la iglesia diocesana insistió en que debemos “Adorar a Dios en la eucaristía pero también en la creación y en el hermano”. “San Francisco –dijo- dio muestra sobrada del amor al prójimo, de la caridad y la humildad (…) él nos enseña el camino de la auténtica felicidad (…) su ejemplo constituye un programa de vida cristiano, eso es ser cristiano hoy, esto es vivir el evangelio hoy, esto es amar al prójimo, caminar cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos que son tantos en nuestra comunidad y sociedad” señaló.
Monseñor Gustavo invitó a los fieles a ser instrumentos del amor de Dios en medio de la comunidad porque “el amor nos hace ser buenos, nos convierte, repara nuestras faltas –y sobre todo explicó debemos serlo con los más necesitados porque- caminar cerca de los que más sufren es también el camino al cielo, es el camino para encontrar el verdadero sentido y misión de nuestras vidas.
Luego de la eucaristía, los fieles compartieron una cena fraterna como corolario del festejo a su santo patrono.