Nació en Concepción del Uruguay el 18 de octubre de 1806, de manera que era entrerriano, pero no dudó cuando le tocó ofrecer su vida defendiendo a “La Heroica” Paysandú. Luchar por Paysandú era hacerlo por la libertad, y él lo hizo. La lucha desigual se desarrolló entre el 31 de diciembre de 1864 y el 2 de enero de 1865.
Se llamaba Lucas Piriz. Muchos lo consideran oriental porque cuando tenía 6 años su familia compró campos en la zona de Paysandú trasladándose a ese lugar, pero era entrerriano, y además en una época en que las dos orillas del río Uruguay estaban más que unidas.
Piriz no fue un hombre cualquiera. Para los orientales fue un héroe porque se integró a gestas nacionales notables como las de la Independencia, la Cruzada de Libertadores (1825) y sirvió en la guerra contra el imperio brasileño (1828).
También es un héroe para los entrerrianos, ya que en la provincia realizó la campaña de los federales bajo las órdenes de Manuel Oribe, destacándose en 1847 en la toma de Salto. Formaba parte entonces de los bravos de Servando Gómez, también entrerriano nacido en Gualeguaychú.
Por otra parte, se puso bajo las órdenes de Justo José de Urquiza cuando éste se volvió contra Oribe poniendo fin a la Guerra Grande (año 1851).
Lucas Piriz fue jefe político de Salto en 1855, luchó contra la mal llamada “revolución” del general Venancio Flores, donde fue nombrado coronel y pasó a prestar servicios en Paysandú. Allí le cupo el mérito de organizar la última defensa de la ciudad hasta el nombramiento del entonces coronel Leandro Gómez, pasando a ser su segundo.
Formalizado el sitio de Paysandú el 2 de diciembre de 1864, Leandro Gómez y Lucas Píriz se hicieron fuertes, y de manera increíble mantuvieron la plaza esperando refuerzos que nunca llegaron.
Juan Saá, conocido por el apodo de Lanza Seca, oriundo de la provincia de San Luis, fue vencido por el caudillo colorado Máximo Pérez. De manera que no llegó a Paysandú.
Urquiza, a pesar del pedido (y casi ruegos) de varios entrerrianos, no participó. Lo que hizo fue dar atención a heridos, mujeres y niños en la Isla de la Caridad, pero no envió tropa alguna, siendo que uno de sus hijos participó en la defensa.
Entre tanto, el gobierno de Atanasio Cruz Aguirre, que sucedió a Bernardo Berro en Uruguay, quemó públicamente las copias de los tratados firmados con el Brasil en 1851 como forma de protesta ante el hecho, lo que por supuesto no ayudo a Gómez, Piriz y sus hombres que lo que necesitaban eran refuerzos, pero éstos nunca llegaron.
Leandro Gómez fue fusilado el 2 de enero de 1865 por la coalición unitaria “mitrista”, el brasileño Tamandaré y la cruzada colorada de Venancio Flores apoyado por otros nativos de Uruguay, representantes de Fructuoso Rivera.
Un día antes, el 1º de enero de 1865, en batalla, fue muerto de un balazo Lucas Piriz.
Paysandú fue el último baluarte de la resistencia blanca al golpe de Estado de Venancio Flores.
Vale recordar a jefes de aquella defensa increíble: los ya mencionados Leandro Gómez y Lucas Piriz, Braga, Raña, Eduviges Acuña, Federico Fernández, Azambuya, los hermanos Ribero y muchos otros que dejaron su vida en una lucha más que desigual.
“Independencia o muerte” fue la consigna de los defensores de Paysandú, entre lo que estaba el entrerriano Piriz.
Mencionamos esta consigna porque pone en evidencia que la lucha era mucho más que un problema entre los blancos y los colorados uruguayos. De hecho, los brasileños apoyaban al colorado Rivera, lo mismo que hicieron las fuerzas mitristas argentinas. Los intereses eran otros.
Es interesante recordar que unos meses antes del sitio, en agosto de 1864, Lucas Piriz envió una carta a Justo José de Urquiza. “Esté seguro mi querido amigo que no he de ceder una línea. Tengo ochocientos hombres y con ellos pienso sepultarme en las ruinas de esta ciudad, antes de ver deshonrado el pabellón de esta pobre patria”, decía en un párrafo de la misiva. Pero Urquiza, a pesar de esta carta y del pedido de muchos entrerrianos, no ayudó a los heroicos defensores de Paysandú, de los que su amigo Piriz era un altísimo jefe. Urquiza no iba a colocarse en un lugar que enfrente a Mitre, por eso obró de la manera que lo hizo.
Otro dato que vale recordar es que el 2 de diciembre de 1864, cuando Paysandú fuera sitiada por la flota brasileña, Venancio Flores intimó a Gómez, Píriz y los suyos a rendirse. Afirman que Gómez leyó la nota y en el mismo papel, al pié, escribió: “Cuando sucumba”.
No quedaban dudas: lo de “independencia o muerte” no era un slogan; era una posición tomada en consecuencia a profundos principios de vida, íntimamente ligados a la libertad de los pueblos.
Tamandaré informó a Gómez que si no se rendían la ciudad sería bombardeada, pero ninguno de los defensores de “La Heroica” se amilanó por ello, aún sabiendo que en esa decisión patriótica se jugaban la vida. Finalmente Paysandú cayó. El entrerriano Piriz, como héroe que fue, murió en batalla.
Leandro Gómez fue tomado prisionero por un oficial brasileño, pero rechazó el ofrecimiento que le hacía de protegerlo de sus compatriotas. Francisco Belén, quien fuera después ascendido a general, le ofreció la garantía de su vida en nombre de Venancio Flores, pero lo que ocurrió fue que por orden del general José Gregorio Suárez, a quien apodaban “Goyo Jeta”, Leandro Gómez fue fusilado. También fueron pasados por las armas los comandantes Juan María Braga, Eduviges Acuña y Federico Fernández, únicos oficiales del Estado Mayor que sobrevivieron al sitio. Asimismo fueron fusilados varios de los pocos sobrevivientes, heroicos libertarios, que quedaban.
Es interesante destacar que la llamada “Cruzada Libertadora” de Flores, fue un antecedente inmediato de la Triple Alianza. Hay que apuntar que una posible alianza entre el gobierno de Montevideo y el de Asunción, que le suministraría a Paraguay una salida al mar a través del Río Uruguay, hubiera complicado los planes expansionistas de Brasil y sería un problema para Mitre. Por eso, la instalación en Montevideo de un gobierno favorable al Imperio era una condición casi imprescindible para consumar el genocidio paraguayo, lo que se hizo, escribiéndose una de las páginas más tristes de la historia de nuestros países.
Uruguay, Argentina y Brasil, aún están en deuda con Paraguay, y lo estarán siempre porque lo que hicieron fue criminal.
Por otra parte, hace alrededor de una década se descubrió en el cementerio de Salto una tumba derruida, olvidada. Los restos que allí yacían no eran los de cualquiera; eran los de Lucas Piriz; un héroe.
En la fría noche del 23 de julio de 1884, el payador argentino Gabino Ezeiza, en contrapunto que con el oriental Juan de Nava se realizaba en el Teatro Artigas de Montevideo, improvisó lo siguiente en relación a aquellos valientes que protagonizaron la tercera defensa sanducera:
“Heroico Paysandú yo te saludo,
hermano de la patria en que nací,
tus triunfos y tus glorias ofrecerte
te canto de mi patria como aquí.
Yo guardo este recuerdo de mi patria
pegado en una brisa tu canción,
el hijo del temblor de tu saliente,
tu más grande y sublime inspiración.
Hermanos en las luchas y en las glorias,
la mina de quien amo y su candor,
con ecos nacionales de la historia
queriendo proclamarme vencedor.
Heroico Paysandú yo te saludo,
la troya y gloria americana por tener
saludo a este pueblo de valientes
y juro de los bravos treinta y tres.
Heroico Paysandú yo te saludo,
hermano de la patria en que nací,
tus triunfos y tus glorias ofrecerte
te canto de mi patria como aquí”.