Leer y escribir son alimentos para la mente y un derecho garantizado la Convención de los Derechos del Niño. La pandemia, ha presentado un gran desafío para los docentes, quienes han tenido que adaptar los contenidos, entre ellos la alfabetización de los estudiantes.
“De los diversos instrumentos inventados por el hombre,
el más asombroso es el libro;
todos los demás son extensiones de su cuerpo.
Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”
(Jorge Luis Borges)
¿Por qué es importante leer desde una temprana edad? ¿Por qué se supone que lxs estudiantes deben alfabetizarse en primer grado? ¿La literatura y la escritura ayudan a las personas a ser más creativas?
Leer y escribir son food for the brain (alimento para la mente). Leer es la mejor forma de incorporar vocabulario, una buena gramática, ortografía, redacción y una gran manera de adquirir herramientas para comunicarnos y expresarnos. Los libros amplían nuestros horizontes, nos transportan hacia planetas lejanos y desconocidos e incluso hacia mundos de ficción que despiertan la imaginación.
En primer grado lxs alumnxs comienzan a interiorizarse en la lectura y la escritura a partir del abecedario, la relación de las letras y sus sonidos. Leer en voz alta es un recurso esencial para este proceso. Es un aprendizaje primordial para que a lo largo de los años se pueda realizar una comprensión y una lectura crítica de los textos, actividades que no son tarea sencilla ni siquiera en el nivel secundario o universitario.
Leer es un derecho y tiene que ser garantizado, en este caso, por el sistema educativo. El hecho de que se enseñe a aprender a leer y escribir en los grados más bajos y que la primaria sea obligatoria, son grandes puntos de partida para que este derecho se cumpla. De todas maneras, no se debe exigir que todxs lxs alumnxs lo logren en primer grado ya que cada unx tiene diferentes tiempos para incorporar contenidos.
En diálogo con Télam, Marina López Leavy, licenciada y profesora en Ciencias de la Educación (UBA), explicó que existe “una sobre importancia y preocupación desmedida en los indicadores de alfabetización inicial”. “Las familias e instituciones se inquietan cuando lxs alumnxs no adquieren la lectoescritura en primero o segundo grado, manifestando que tiene que suceder más rápido o mejor. Sin embargo, son procesos que llevan tiempo, cada estudiante es distinto”, detalló.

La diferencia de tiempos en cuanto al aprendizaje puede ser analizada a partir de la Teoría de las inteligencias múltiples (1983) propuesta por el psicólogo estadounidense Howard Gardner. Esta teoría no considera a la inteligencia académica como la única posible, sino que explica cómo nuestra mente se desarrolla en las que él denomina ocho clases de inteligencias: lingüística, lógico-matemática, visual espacial, naturalista, musical, kinestésica-corporal, intrapersonal e interpersonal. Gardner establece que todxs poseemos estas ocho inteligencias pero que tenemos mayor facilidad y/o desarrollamos más unas que otras. Esto se puede observar con claridad en las aulas, en donde algunxs aprenden primero a sumar, otrxs a escribir, otrxs a correr, otrxs a dibujar, otrxs a cantar, etc. La especialista en Educación Política y Gestión Educativa agrega que “hay que correrse de la patologización o medicalización de las instituciones que diagnostican problemas de aprendizaje porque la alfabetización no sucede en ‘tiempo y forma’. La escuela tiene un formato rígido que pide a lxs alumnxs que se amolden. Se debe trabajar con equipos que atiendan las necesidades de cada alumnx y con docentes a la hora de utilizar estrategias de enseñanza que beneficien a lxs que necesitan otros modos para acercarse a la escritura y la lectura”.
“Las familias e instituciones se inquietan cuando lxs alumnxs no adquieren la lectoescritura en primero o segundo grado, manifestando que tiene que suceder más rápido o mejor. Sin embargo, son procesos que llevan tiempo, cada estudiante es distinto”
MARINA LÓPEZ LEAVY
Por otro lado, la pandemia, ha presentado un gran desafío para lxs docentes quienes han tenido que adaptar contenidos, entre ellos la alfabetización de sus alumnxs. Esta situación ha obligado a lxs educadorxs a aggiornarse a las nuevas tecnologías y adaptar la currícula a la virtualidad. Sin embargo, es importante lograr un equilibrio entre el trabajo virtual y el hábito del papel para que lxs niñxs escriban a mano y desarrollen la motricidad fina, entre otras cuestiones. El contexto obligó a las escuelas a incorporar pantallas y a sacarle el jugo a todo lo que la tecnología tiene para ofrecerle a la educación.
López Leavy explicó: “Hay que tener en cuenta la accesibilidad a las tecnologías. No tiene que ver únicamente con condiciones materiales o de conectividad, sino en términos de usos. Muchas veces se escucha que las nuevas generaciones tienen mayor facilidad para la tecnología porque nacieron con ella. Pero hay que distinguir el uso pasivo del activo. En particular con la lectura y la escritura es interesante porque la tecnología es atractiva para promover estas disciplinas, pero este uso debe ser acompañado. Se debe confiar en los equipos pedagógicos para incorporar tecnologías y motivar a las familias a apoyar este proceso”.
Es interesante pensar qué sucede con los libros en las escuelas, en los hogares, en las bibliotecas públicas, es decir, cuál es el contacto real y posible que tienen lxs niñxs con la literatura. Es importante que lxs alumnxs tengan libros, no solo en las escuelas sino en sus hogares y que no sea un privilegio del cual unxs pocxs puedan gozar. Las bibliotecas públicas cumplen un rol esencial en esta cuestión. Estos espacios públicos brindan la posibilidad de que ciertas familias puedan armar sus propias bibliotecas móviles de manera gratuita. La Licenciada afirma que “faltan libros. No solo en las escuelas públicas sino en los hogares. Los indicadores muestran que a mayor cantidad de libros en un hogar, mejores resultados de aprendizaje. Hay que garantizar libros en las casas, que las familias estén alfabetizadas. La alfabetización debería dejar de ser un problema y el foco debería estar en poner a disposición recursos para que la lectura suceda”.
«Muchas veces se escucha que las nuevas generaciones tienen mayor facilidad para la tecnología porque nacieron con ella. Pero hay que distinguir el uso pasivo del activo»
MARINA LÓPEZ LEAVY
El libro es la base de la democratización porque nos pone a todxs en igualdad de condiciones, de derechos, y debe ser cumplido desde los primeros años de vida. La especialista en educación piensa al libro de distintas maneras: “como herramienta que te abre al mundo y aporta información. Como metáfora de que el conocimiento está en todas partes y no necesariamente en la cabeza, en comparación con prácticas tradicionales que utilizaban la memoria para incorporar contenido. Hay que promover métodos de aprendizaje sabiendo que un libro o cierto dato están a un click de distancia. La lectoescritura tiene que ser un derecho garantizado porque permite acceder a otros que sino se verían vulnerados”.

¿Por qué es un derecho? Porque está expresado en el Artículo 28 de la Convención de los Derechos del Niño (1989): “Los Estados Partes fomentarán la cooperación internacional en cuestiones de educación, a fin de contribuir a eliminar la ignorancia y el analfabetismo en todo el mundo y facilitar el acceso a conocimientos técnicos y métodos modernos de enseñanza. Se tendrán especialmente en cuenta las necesidades de los países en desarrollo”.
Sobre este artículo, López Leavy hizo hincapié en “el compromiso que asumen los estados a nivel internacional para asegurar la alfabetización. No se puede descuidar esto en términos de agenda de política internacional porque hay un compromiso colectivo: garantizar el derecho a la educación más allá de las fronteras”.
El proceso de aprender a leer y a escribir es incomparable con cualquier otro y es una herramienta que abre puertas hacia oportunidades que no serían posibles de otra manera. La licenciada y profesora señaló que los libros nos hacen llegar lejos “pero no solo hacia realidades desconocidas, sino en términos de posibilidades. En otros momentos históricos, estar alfabetizado te permitía votar. Leer y escribir nos lleva hacia mundos diversos y hacia posibilidades que se presentan cuando podemos apropiarnos de estos recursos”.
Además, la literatura reconstruye la memoria de un pueblo, la historia de nuestros antepasados. Quienes leen tienden a pensarse como seres creativos porque los libros tienen el poder de alimentar nuestra imaginación. Estar en contacto con lo intangible, poder convertir palabras en escenas, en imágenes, es una magia que únicamente tiene la literatura por sobre el resto de las disciplinas artísticas. En el primer ciclo educativo, es un gran reto el explicar conceptos porque hay que bajar todo a tierra, al mundo tangible. Pero a lo largo de los años, gracias a la literatura y otras herramientas de aprendizaje, se logra conversar sobre lo abstracto. Lopez Leavy afirma que en “en los grados más bajos, se trata de transmitir el disfrute por estas disciplinas. Es hermoso ver cuando lxs mismxs estudiantes lo descubren: el placer de aprender a través de la literatura y la escritura”.
“Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro»
(Emily Dickinson)