Con la pelota parada por la cuarentena obligatoria, hay entidades que se plegarán al auxilio económico que desde la Casa Rosada le inyectarán a las pymes. Pero, al parecer, la ayuda no alcanza.
El coronavirus dejó a los clubes en estado de emergencia. Ocurre con aquellos que tenían sus economías ordenadas. Y la situación se agrava con aquellos que ya estaban con los números en rojo. Así las cosas, mientras desde el Ministerio de Turismo y Deporte, a cargo de Matías Lammens, se comunicó que las instituciones recibirían la misma ayuda que las pymes, en la AFA no están conformes. El diálogo con el Gobierno es cordial, pero desde la casa madre del fútbol insisten con una mayor intervención del Estado para paliar la crisis.
Aquellos tiempos en los que Julio Grondona auxiliaba a los clubes con cheques a discreción quedaron atrás. Hoy la AFA se jacta de estar al día con sus 1.100 empleados y hasta le pagó el salario a Lionel Scaloni y todos los cuerpos técnicos de las Selecciones juveniles. Incluso adelantó el dinero que los clubes recibirán en concepto de derechos televisivos, canon que se cobrará entre el 12 y el 15 de abril.
La exigencia para el Gobierno, según pudo averiguar Clarín, tiene dos ejes: la facilitación de créditos a tasas blandas y el decreto 1212 que aliviaba el impacto de cargas sociales, aquel que derogó Macri y cuya restitución puso en el freezer Alberto Fernández. «Los clubes profesionales no son pymes; todos tienen más de 100 personas a cargo en sus nóminas», deslizaron allegados a Claudio Chiqui Tapia.
El apoyo a las pymes incluye la postergación o reducción del 95% de las contribuciones patronales para empleadores que no superen los 60 trabajadores contratados. Los que superen este número ?ergo, la mayoría de los clubes- podrán solicitar el Programa de Recuperación Productiva (Repro), que incluye una asistencia que oscila entre 6 mil y 10 mil pesos.
Ferro fue el primer club en comunicar que se plegará a este beneficio. Lanús, cuyo presidente es Nicolás Russo y tiene estrecho vínculo político con Sergio Massa, principal articulador y nexo del fútbol con la Rosada, lo hizo en Primera. También se plegarán Banfield y Argentinos. Su presidente, Cristian Malaspina, se había enojado con Jorge Amor Ameal, quien había sugerido que algunos dirigentes podían aprovechar la pandemia para patear el pago de los salarios.
Hay clubes mejor administrados que otros, claro. Mientras Racing cumplió con toda su planta y acordó una reducción del 30% en el salario de sus jugadores, Independiente no pagó los sueldos de febrero y marzo y pidió el adelanto del 60% que ofreció la Conmebol por su participación en la Sudamericana. En este contexto, AFA le pide soluciones a un Estado que ya estaba excedido en el gasto público y tuvo que incrementarlo producto de la crisis sanitaria. Fundamentalmente, porque desde la calle Viamonte le temen a la sombra de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
El proyecto que había intentado imponer Macri chocó contra la resistencia de los clubes. La AFA ni siquiera pudo incluirla en su temario de la Asamblea del 29 de noviembre de 2018. No obstante, hay clubes que tienen aportes de capitales privados bajo la figura del gerenciamiento. Es el caso de Defensa y Justicia, cuyo mayor inversor es Cristian Bragarnik, el representante que maneja una importante cartera de entrenadores y jugadores. En el Ascenso funciona en Agropecuario (Bernardo Grobocopatel, empresario sojero), Deportivo Riestra (Víctor Stinfale, abogado vinculado a Diego Maradona) y Real Pilar (César Mansilla, empresario).
En ese sentido, Godoy Cruz estaría dispuesto a armar un fideicomiso si subsiste la crisis. Hasta ahora la única voz que se pronunció a favor de los gerenciamientos fue el empresario Juan Cruz Oller: «Hoy queda más claro que nunca que las prioridades de un Estado deben ser salud, seguridad y educación. Llegó la hora de abrirle las puertas a los capitales privados. Así funciona en todo el mundo. Los clubes son de sus socios y sus hinchas. Nosotros, los representantes, los dirigentes, los profesionales de este deporte, lo único que queremos es mejorar un esquema deficitario».
Racing no es el mejor ejemplo. De salir campeón en pleno estallido en 2001 pasó a una crisis que terminó con Fernando De Tomaso, gerenciador de Blanquiceleste SA, condenado por administración fraudulenta. Belgrano, con Armando Pérez, es la contracara. «En vez de asfixiarlos con tarifas impagables o de convertirlos en negocios, hay que proteger a los clubes para que sigan cumpliendo su rol social», había dicho Lammens en campaña. El ministro de Turismo y Deportes es un defensor de las asociaciones civiles sin fines de lucro.