Caña con ruda: un ritual del alma para empezar agosto con protección y buena energía

Como cada 1° de agosto, miles de personas en distintos rincones del país especialmente del Litoral argentino levantan un vasito de caña con ruda para brindar por la vida, la salud y la protección. Es más que una bebida: es un ritual ancestral, cargado de sabiduría popular y de raíces que vienen desde los pueblos originarios.

Esta costumbre tiene origen en los pueblos guaraníes, quienes usaban la ruda macho, una planta medicinal poderosa, para protegerse de los males del invierno: el frío, las enfermedades respiratorias y las “malas energías” que trae la temporada.

Con el paso del tiempo, la ruda se mezcló con la caña blanca, y así nació el brebaje que hoy, cada primero de agosto, se bebe para “espantar los males” del cuerpo y el espíritu, agradecer a la Pachamama (Madre Tierra) en su día y para comenzar el mes de agosto renovando energías.

 

Diversas son las formas en que la tradición ha marcado como se toma. En exclusiva para Concordia 24, nos acercamos hasta la santería San Marcos de León, ubicada entre Ituizango y Balcarse, y nos pusimos a conversar con la dueña, a quien se la conoce en el barrio como «Natu». Nos ofreció el tradicional vasito para degustar y nos dijo que la forma correcta es la siguiente: «el primer sorbo siempre al sol, así que cuando vayas saliendo ya mentalizá lo que vas a pedir, luego en el segundo sorbo volves a pedir y en el tercer sorbo lo tenés que terminar.»

Sumado al tradicional ritual, las duña nos comentó que hoy se debe abrir puertas y ventanas, limpiar, sahumar y que todo sea en forma de agradecimiento porque ya se pidió cuando se bebía la caña con ruda. Lo demás que se haga en la casa o ambientes debe ser agradeciendo porque todo nos lo he dado por nuestra Madre Tierra. Para finalizar nos recordó que hoy se echa canela desde la puerta del hogar hacia dentro para atraer la abundancia, ésto se puede hacer todos los primeros del mes pero hoy se intensifica con los rituales antes mencionados.

 

La caña con ruda no está en los manuales, pero sí en la memoria de nuestras abuelas, de los yuyeros, de las ferias, de las casas donde todavía se prende sahumo y se agradece por lo simple: estar vivos, tener salud, compartir. Es un gesto sencillo pero profundo, que nos conecta con la tierra, con el tiempo y con la comunidad. Cada vez más gente en Concordia se suma a este ritual, ya sea desde espacios culturales, almacenes naturales o en casa. Porque lo ancestral no pasa de moda, se actualiza y se resignifica.

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