Chubut es uno de los destinos de avistaje de ballenas más importantes del mundo. Las particularidades de un auténtico espectáculo natural en Puerto Madryn y Puerto Pirámides
Turistas de todo el mundo se acercan hasta Chubut para hacer avistaje de ballenas
Poder divisar a lo lejos un halo de espuma se acerca a la gloria. Es el indicio que todos los turistas esperan: que aquello que parece, pueda ser. Los visitantes se ilusionan con poder encontrar un ejemplar, o varios, de la ballena franca que se puede avistar de distintas maneras en Chubut, Argentina. Y lo consiguen específicamente en los alrededores de Puerto Madryn, en Puerto Pirámides y en el resto de la zona que se conoce como Península Valdés.
Ocurre que la región, en plena Patagonia argentina, está considerada uno de los destinos de avistaje de ballenas más importantes del mundo y fue calificada por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad.
Los expertos aseguran que la ballena franca es un animal muy manso que no tiene problemas en acercarse hasta las embarcaciones
Desde una embarcación o si los turistas se animan a hacer trekking por playas enorme, acompañados por guías, se pueden ver a pocos metros de distancia ejemplares de la ballena franca, un espectáculo único que cada año atrae a miles de personas de la Argentina y del mundo.
«El tema es que la ballena franca es un animal muy manso que no sale asustado de las embarcaciones sino que tiende a acercarse o a quedarse calmo en su sitio. Por otra, hay una enorme cantidad de ballenas acá: el conteo hace tres semanas dio unas 1049 en toda la zona de la península», detalla a Infobae la avezada guía Leoni Gaffet, miembro de Argentina Visión, que trabaja en la zona desde hace más de dos décadas.
A diferencia de otros lugares del mundo, en los alrededores de Puerto Madryn se puede hacer avistaje muy cerca de la costa.
«El avistaje embarcado acá te da una proximidad para fotografías y para contemplación que es realmente algo extraordinario», apunta y agrega que por las características de los vientos del lugar, la navegación tiende a ser calma porque se sale de Puerto Pirámides para recorrer el llamado Golfo Nuevo.
«En otros lugares del mundo el avistaje se suele hacer en mar abierto y, por lo tanto, la navegación puede llegar a ser un poquito más dura o menos suave. Además, acá no se navega mucho tiempo para ver a las ballenas. Simplemente unos minutos, cinco o diez y uno ya está al lado de una o de varias. En otros sitios quizá se navega por más de una hora para poder ver algo, si es que se ve», explica la guía.
En la Playa El Doradillo, los visitantes pueden ver ejemplares de ballenas a pocos metros de distancia.
La particularidad de la región –y lo que de alguna manera la distingue del resto de los puntos «balleneros» del planeta– es que si la embarcación sale del puerto porque los vientos y las condiciones climáticas lo permiten, el avistaje está asegurado.
Otro detalle no menor es que en algunas playas protegidas cerca de Puerto Madryn las ballenas se pueden ver a pocos metros de distancia desde la costa.
Las ballenas llegan a la región de Península Valdés hacia fines de mayo y se quedan hasta diciembre.
«Tenemos el tema del avistaje costero en la playa El Doradillo y también en otras como Las Canteras. A veces ellas pueden llegar a estar a cuatro o cinco metros de uno. A veces se ven con las crías, a veces en época de apareamiento, a veces haciendo sus característicos saltos. Es algo único», detalla.
El gran momento
Aunque la zona recibe visitantes todo el año, lo que más se preguntan quienes quieren hacer turismo en la región y no perderse uno de sus mayores atractivos es cuál resulta la época más conveniente.
Para esto, cabe destacar que las ballenas francas son animales que se acercan a Península Valdés en busca de sus aguas más templadas para tres momentos clave en su vida: la reproducción, el nacimiento y los primeros cuidados de sus crías. Pacíficas y realmente impactantes, pueden llegar a pesar 40 toneladas cuando son adultas.