El destino de Gustavo Bordet

Gustavo Bordet, de los tres concordienses que gobernaron Entre Ríos durante los 20 años, es quien le entregará la banda a un sucesor de la oposición. Por estos días el mandatario podría ser el blanco de todos los cañones del peronismo, pero no lo es.

Sergio Urribarri, su antecesor, le tiró un par de dardos antes de las PASO, pero luego debió callarse y prender velas para que su fuerza siga en Casa de Gobierno. No por el supuesto bien de la provincia, sino personal.

Los tres gobernadores peronistas moldearon a su partido con liderazgos diferentes, pero con el mismo objetivo y herramienta. El objetivo fue siempre que no se haga ruido. La herramienta, mantener una ley electoral (Castrillón) impulsada por Jorge Busti que sepultó cualquier posibilidad de construir un espacio interno que proponga miradas y, por si acaso, creatividad. No quedó otra más que ir al despacho del gobernador de turno con una libreta de nombres y conseguir lo que más se pueda y gozar un buen pasar.

Los mandatos cumplidos en el Partido Justicialista y sus prórrogas que se intenta poner en agenda por estas horas son una anécdota.

Bordet no sólo entregará el mando a Rogelio Frigerio, sino que en Concordia ocurrirá algo similar, pero con el radical Francisco Azcué, que en las últimas horas no se le cayó una sola crítica a Enrique Cresto. ¿Por qué? Porque el intendente saliente fue el que le consiguió con el procurador general, Jorge Amilcar Luciano García, el cargo de fiscal que ostentó durante años hasta que el año pasado tuvo que dejarlo porque no fue ternado en el concurso y decidió jugar la Intendencia.

Una provincia tan ordenada políticamente, con tanta sintonía entre las principales fuerzas, quizás haya estado pidiendo outsiders.

Bordet tuvo otro liderazgo muy diferente al de sus antecesores. No gobernó con látigo. Ni le dedicó mucho al mundo interno. No le  dedicó nada. Quizás pudo haber sido interesante plantar alguna bandera allí donde ni siquiera se exigía orden.

A Bordet le alcanzó con embanderarse con la transparencia cuando la dirigencia desfilaba por los tribunales durante el macrismo y hablar de una provincia ordenada ante un país desordenado. No sé si fue creativa su narrativa, pero hasta Adán Bahl se quedó con esa consigna que la transformó en ineludible durante la campaña. Además de la acordeón.

El Gobernador gozó ocho años de buena percepción por parte de la gente que habita fuera de Casa de Gobierno.

Es interesante rescatar declaraciones radiales de hace dos días en el programa En el dos mil también que se emite por Radio Costa Paraná sobre la interna en Concordia: “Hubo un corte de boletas que favoreció a algunos y perjudicó a otros. Cuando la voluntad popular toma una decisión eso es indiscutible”. 

Esa cosa tan intangible como la gente y que termina devorando a dirigentes.

En la misma entrevista fue consultado sobre su futuro en el peronismo. “En mí, particularmente, no está discutir absolutamente nada de liderazgo después de haber sido presidente del partido ocho años y de haber sido gobernador ocho años”, dijo. Y agregó: “En política como en la vida hay ciclos. Pero tampoco, de ninguna manera, me voy a retirar, ni dejar de lado la actividad política. Voy a ser diputado nacional y estaré trabajando fuertemente en el Congreso para defender los intereses de nuestra provincia”. 

Si bien Bahl fue el más votado, no alcanzó para que el gobierno siga en manos del peronismo. Bordet, en cambio, le arrebató un legislador a la oposición al haberse impuesto en su categoría.

En un Senado fragmentado, también, el único voto oficialista para Entre Ríos será el de Edgardo Kueider, la mano derecha de Bordet.

Frigerio, seguramente, vea en esa dupla, algo más que dirigentes con los que se lleva bien. Sea Massa o Javier Milei el presidente el 19.

Fuente: Página Política

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