El párroco, uno de los referentes de los curas villeros, tiene un vínculo de cercanía con el Sumo Pontífice y se esperanza con la posibilidad de que el viaje pueda concretarse pronto.
El padre José María «Pepe» Di Paola, uno de los reconocidos como curas villeros, consideró que una eventual visita del papa Francisco a la Argentina «podría empezar una nueva etapa» en el país, aunque subrayó que para que eso suceda la llegada del Sumo Pontífice debe «ser tomada totalmente de manera desinteresadísima por parte de todos los sectores» políticos.
Nacido en la localidad bonaerense de Burzaco, pero criado en la Capital Federal, el párroco reclamó a la dirigencia que «discuta la agenda del barrio y no tonterías».
Hay un montón de temas que rompen grietas, pero también hay generadores de grietas. Si se ponen a trabajar en estos temas, no van a tener tiempo de discutir tonterías», señaló Di Paola. Y continuó: «Estar discutiendo siempre cuestiones ideológicas hace que vivamos alejándonos de la realidad. La importancia de nuestro trabajo es ayudar a romper grietas»
A
cargo de la Parroquia San Juan Bosco, ubicada en José León Suárez, el cura villero concluyó semanas atrás una peregrinación nacional en Luján bajo el lema «Ni un pibe ni una piba menos por la droga», con motivo de los 15 años de la fundación de los Hogares de Cristo, una iniciativa suya para brindar contención y ayudar a personas en situación de vulnerabilidad sociales atrapadas en el flagelo de las adicciones.
En ese marco, convocó a dirigentes de distintos espacios políticos, movimientos sociales y sindicatos para que «se procuren trabajar en territorio la prevención y recuperación» de aquellos que cayeron en el consumo problemático de estupefacientes.
En una entrevista con NA, Di Paola reconoció que parte importante de esa tarea es que se creen puestos laborales, porque «el trabajo es un ordenador para el individuo, para la familia, para el barrio» y es también «la gran deuda para los barrios populares».
Pero además, el párroco subrayó que es vital que haya «una comunidad organizada» para proteger y dar sustento a las personas: «Mientras más instituciones fuertes tenga el barrio, más se fortalece. Es lo que decimos la CCC, capilla, club, colegio».
Foto NA/Damián Dopacio.
«Con liderazgo positivo se puede lograr que una persona adhiera a un proyecto de vida», destacó el cura villero, quien se inició como párroco en «barrio comunes» como San Cristóbal, La Boca y Barracas y luego terminó en asentamientos del sur porteño de la mano de Jorge Bergoglio, cuando era vicario general.