PUNTO Y SEGUIDO. Un repaso sobre la predominancia del bipartidismo en Entre Ríos y los desafíos hacia 2025

El oficialismo provincial, el frente peronista y La Libertad Avanza enfrentan distintos retos en la provincia, a 250 días de la asunción de Milei en la Nación y de Frigerio en Entre Ríos. El rol histórico del justicialismo y del radicalismo en el tablero político local, como elemento analítico hacia las alianzas de medio término del año próximo. El mito de los tercios.

El tablero político entrerriano atraviesa un contexto singular de su historia reciente. El triunfo de la alianza Juntos por Entre Ríos, motorizada por Propuesta Republicana (PRO) y la Unión Cívica Radical (UCR), y conformada además por las versiones locales de la Coalición Cívica (CC), Generación para un Encuentro Nacional (GEN), el Partido Socialista (PS), el Movimiento Social Entrerriano (MSE) y Nueva Generación (NG), constituyó una fotografía distintiva del panorama político en la provincia. La asunción de Rogelio Frigerio, en el sillón estelar de Casa Gris, significó la llegada del primer mandatario por fuera de las fronteras del bipartidismo más ortodoxo que caracterizó a la historia política moderna de Entre Ríos. El nieto de uno de los fundadores, junto a Arturo Frondizi, del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) tiene raíces radicales y peronistas, como también la construcción del frente oficialista actual, aunque eso no elimina sus rasgos distintivos para el sistema político de la provincia.

Como analizó Punto y Seguido, la columna de los domingos en LA CALLE, el bipartidismo protagonizado por el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical fue una característica significativa de la política argentina, agudizada en diferentes provincias, con matices entre los niveles de alternancia o de predominancia hegemónica en el poder. Incluso, en algunas jurisdicciones se constituyeron terceras opciones electorales transitorias, que alcanzaron mínima representación parlamentaria en las legislaturas provinciales. O más concentrado aún, hubo experiencias donde el voto popular estructuró una Cámara Alta con miembros de un solo partido político, como ocurrió en el Senado durante el segundo mandato de Sergio Urribarri en la gobernación (2011-2015). Las continuidades, peculiaridades y rupturas de los diferentes escenarios electorales asoman como un elemento necesario para el análisis del contexto actual y del horizonte de los comicios de 2025, cuando Entre Ríos renueve cinco bancas de Diputados y tres lugares del Senado del Congreso nacional.

Radiografía

Los comicios provinciales de 1983, 1999 y 2019 ejemplifican esa composición dicotómica entre dos opciones sustantivas en la pelea por la gobernación. El radical Sergio Montiel y el peronista Dardo Blanc acumularon en la primera votación, luego de la recuperación de la Democracia, el 90% de los sufragios, con una composición binaria de ambas cámaras del Poder Legislativo de Entre Ríos. 16 años después, el mismo caudillo radical y el justicialista Héctor Maya concentraron el 96% de los votos, con una constitución parecida del tablero parlamentario. En 2019, el ex gobernador Gustavo Bordet y el actual diputado nacional Atilio Benedetti cosecharon el 93% de las adhesiones en el cuarto oscuro, con una configuración legislativa liderada por las dos coaliciones históricas de la provincia. Aunque en el resto de las elecciones provinciales surgieron distintas alianzas políticas que ejercieron el rol de tercera fuerza, con representación en la Cámara de Diputados, ninguna imagen final dejó un escenario de tercios que amenace el protagonismo del bipartidismo como elemento distintivo.

En 1987, cuando Jorge Busti se convirtió en el primer mandatario justicialista, después de la dictadura cívico-militar (1976/1983), esa tercera opción fue encabezada por la Alianza Popular del Centro, expresión de la Unión del Centro Democrático (Ucedé), aunque muy lejos de la competencia crucial por el sillón de Urquiza. La boleta del caudillo de Concordia y la lista radical de Ricardo Lafferriere, apilaron el 93% de los sufragios, aunque el dato singular fue la consecución de una banca en la Cámara Baja, de una alianza externa a los partidos históricos, ocupada por el dirigente liberal de Victoria, Idelfonso Esnal, dentro de un armado que llevó a Gustavo Rivas, condenado años después por múltiples causas de abuso sexual infantil, como candidato a la gobernación. Cuatro años más tarde, se configuró un tablero similar con el triunfo del paranaense Mario Moine, que actualmente integra el frente político de Frigerio, donde el sello de Unión Provincial, pata de la estrategia electoral de la Ucedé, consiguió un escaño en Diputados, ocupado por Lucio Borini, dentro de la oferta que fomentaba la candidatura de Domingo Liotta a la gobernación. Una fotografía semejante sucedió en 1995, cuando Busti fue electo para su segundo mandato en la Casa Gris, en una batalla pareja con Montiel, donde el Frente País Solidario (Frepaso), que promovía la candidatura principal de Julio Federik, accedió a dos bancas representadas por Roberto Blumhagen y Federico Soñez.

En las votaciones de 2003, 2007, 2011, 2015 y 2023 emergieron coaliciones políticas que ocuparon transitoriamente el papel de una tercera fuerza, caracterizado por la hegemonía de uno de los frentes electorales o por la competencia entre las dos primeras alianzas, y por la ausencia de una composición fidedigna de tercios. Esos surgimientos edificaron sus propuestas proselitistas después de respectivas escisiones del peronismo y el radicalismo, con desempeños dispares en la constitución de bloques autónomos a la agenda de los dos polos principales de poder en la provincia. En 2003, con el regreso del peronismo a la Casa Gris, donde Busti se convirtió en gobernador por tercera vez, ese rol fue ocupado por Nuevo Espacio Entrerriano, que impulsó la postulación del ex intendente de Gualeguaychú, Emilio Martínez Garbino. La propuesta electoral aglomeró un 18,06% de los votos y cosechó cuatro escaños en la Cámara Baja, que fueron desempeñados por Juan Zacarías, Beatríz Montaldo, Antonio Mainez y Oscar Grilli. Un desenlace que arrojó elementos novedosos respecto a los comicios anteriores, aunque alejado de una distribución en tercios, ya que el caudillo justicialista logró el 44,53% y el ex presidente municipal de Paraná, Sergio Varisco, contabilizó el 34,49%.

En 2007, Sergio Urribarri ganó cómodamente la postulación principal, con el 47% de los acompañamientos en las urnas, mientras que el radical Gustavo Cusinato (19,89%) y el peronista Julio Solanas (18,83%) combatieron por el segundo puesto. Como aconteció con Garbino, que también compitió en esta contienda, cosechando el cuarto lugar con el 8,51% de los votos, la boleta del ex Presidente municipal de Paraná, que estuvo secundada por el legislador Enrique Cresto, emergió como parte de la interna peronista respecto a la conformación de las nóminas y a la candidatura crucial por la sucesión de Busti. Sin una imagen de tercios, la boleta del Frente para la Victoria y la Justicia Social, conocida popularmente como lista 100, adquirió cinco escaños en la Cámara de Diputados, ejercidas por Hugo Berthet, Lidia Nogueira, Daniel Bescos, Rubén Adami y José Jodor. Bajo el sello Concertación Entrerriana, el fundador de Nuevo Espacio, que trabajó activamente en los últimos comicios para el triunfo de Frigerio, renovó dos bancas en aquella ocasión, que fueron ejercidas por Héctor de la Fuente y Ana D’angelo.

Cuatro años después, el ex Intendente de General Campos fue reelecto por el 55,98% de los sufragios, marcando el tercer mandato consecutivo del PJ desde la recuperación de la Democracia. Paradójicamente, enfrentó a su ex jefe político, tras una ruptura letal por el conflicto abierto por la Resolución 125, que fijaba retenciones móviles a las exportaciones agropecuarias. Urribarri se alineó a Cristina Fernández de Kirchner mientras que Busti se subió al palco de la Mesa de Enlace, en una reconfiguración del tablero político que sembró el acuerdo, dos años después, entre Busti, Frigerio, el ex intendente de Gualeguaychú, Luis Leissa, y el senador nacional Alfredo De Angeli. El segundo lugar de aquella batalla electoral fue para Atilio Benedetti, con un discreto 18,80%, más aún por las expectativas acumuladas en los comicios intermedios de 2009, cuando había vencido al peronismo unido en los comicios de medio término, previo al quiebre definitivo de los caudillos peronistas. Por otro lado, el Frente Entrerriano Federal, el nuevo sello electoral del histórico caudillo justicialista, acumuló el 18,36% de los votos. Fabián Flores, Rosario Romero, Juan Almada, Rubén Almará, Diego Lara y Hugo Vásquez, fueron los legisladores electos de la aventura bustista fuera del PJ, en una Legislatura que además tuvo dos miembros del GEN, Enrique Fontanetto y María Bargagna, que llegaron desde la boleta que alentaba la postulación de Ana D’angelo a la gobernación. Como pasó en 2007, se repitió la imagen de disputa por el segundo lugar, con una hegemonía sustantiva del primer puesto, y la emergencia de una cuarta fuerza con representación parlamentaria, que asoma distante de la pelea crucial.

En 2015, en un contexto de ola nacional amarilla, con el advenimiento de Cambiemos y Mauricio Macri a la Casa Rosada, el justicialismo entrerriano retuvo el puesto principal de la provincia, con el triunfo ajustado de Gustavo Bordet (42,30%) frente a De Angeli (39,43%). En aquellos comicios, fue la primera vez que el radicalismo no tuvo candidatos propios para el puesto estelar de la Casa Gris, dejando ese lugar al dirigente ruralista, conocido por las protestas del 2008 contra las mencionadas retenciones. Allí, también fue la última incursión de Busti por fuera del PJ, como compañero de fórmula del actual intendente de Villaguay, Adrián Fuertes, en una coalición alineada con la propuesta nacional del tigrense Sergio Massa y del cordobés Juan de la Sota. Con el sello Unión Popular, la dupla cosechó el 15,68% de los votos, bastante retirada de la discusión central pero con la conquista de cuatro lugares en la Cámara Baja, representados por Gustavo Zavallo, Alejandro Bahler, María Tassistro y Daniel Koch.

El año pasado, en los últimos comicios por cargos ejecutivos en la provincia, Frigerio destronó al peronismo luego de cinco mandatos consecutivos y se transformó en el primer mandatario que no proviene directamente del radicalismo y el peronismo. El ex Ministro del Interior de Macri aglutinó el 41,68% de los sufragios, mientras que el ex vicegobernador Adán Bahl obtuvo el 39,44% de los votos, en un tablero que no tuvo modificaciones respecto a la predominancia del bipartidismo y la ausencia de terceras fuerzas que se consoliden en el sistema político o que transformen una competencia polarizada en una distribución en tercios. La irrupción nacional de La Libertad Avanza, y de la figura de Javier Milei, contribuyó a la conformación de propuestas libertarias locales y arrastró distintas referencias en las provincias, con resultados dispares, vinculados a las propias características de las diferentes jurisdicciones. En Entre Ríos, esa candidatura tuvo además el salto a la política partidaria del empresario agropecuario y de medios de comunicación, Sebastián Etchevehere, que alcanzó el 18,88% de los acompañamientos en el cuarto oscuro y se llevó cinco miembros de la Cámara de Diputados, que son ejercidos por Liliana Salinas, Roque Fleitas, Betina Todoni, Carlos Damasco y Julia Calleros.

Como detalló Punto y Seguido en LA CALLE, los comicios de medio término del año próximo serán la primera competencia electoral de una lista de Frigerio como gobernador de la provincia. Aunque las votaciones legislativas poseen sus propias singularidades respecto a una disputa por cargos ejecutivos, donde se eligen intendentes, gobernadores o presidente de la Nación, el análisis estará puesto en la ratificación popular de la legitimidad política del actual Mandatario, construida en las urnas en 2023. No es un exámen taxativo de la gestión porque existen diversos factores que evidencian el comportamiento de los electorados, pero se transforma en una prueba de la conducción política del ex Ministro del Interior, en un escenario complejo entre el ahogo financiero nacional, el recorte de fondos coparticipables, las dificultades de la gestión provincial y el alineamiento sustantivo del oficialismo provincial con el programa de gobierno de Milei.

Hacia 2025

El estudio de las elecciones provinciales efectuadas desde la recuperación de la Democracia, emergen como una variable relevante del análisis político, en un contexto atravesado por la fragmentación de los frentes políticos nacionales, especialmente de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, y por la discusión al interior de sus partidos sobre las referencias y los liderazgos. Aunque el poder de Casa Gris opaca las diferencias estructurales y políticas en el oficialismo provincial, la posibilidad de una alianza electoral con La Libertad Avanza pone en lugares incómodos a los socios radicales y a otras expresiones minoritarias como el GEN y el Partido Socialista.

Entre Ríos cuenta actualmente con nueve diputados/as y tres senadores/as en el Congreso de la Nación. En la Cámara Baja, el oficialismo nacional posee una sola espada legislativa, ocupada por Beltrán Benedit, que fue viral en los titulares de las últimas semanas por ser el organizador de la visita de diputados libertarios a represores condenados por delitos de lesa humanidad, ocurridos durante la última dictadura cívico-militar, como Alfredo Astiz, Honorio Ruíz, Raúl Guglielminetti, Marcelo Courtaux, Julio Argüello, Carlos Mason (hijo) y Adolfo Donda. Luego de conocerse la noticia, las críticas posteriores mayoritarias del arco político, y los arrepentimientos, al menos en público, de dos diputadas que participaron de la comitiva, el dirigente de la Sociedad Rural redobló la apuesta y anticipó un proyecto de ley de indulto a los militares sentenciados por el plan sistemático de desaparición y asesinato de personas durante el terrorismo de Estado.

Los otros ocho lugares en Diputados se encuentran repartidos, en partes iguales, entre la bancada de Unión por la Patria y los bloques de la extinta alianza de Juntos por el Cambio. El ex gobernador Bordet; la ex presidenta municipal de Paraná, Blanca Osuna; el dirigente de La Cámpora, Tomás Ledesma; y la ex secretaria de Turismo y Cultura, Carolina Gaillard son los integrantes de la bancada peronista, donde los últimos dos finalizan sus mandatos. El mencionado Atilio Benedetti; el ex intendente Chajarí, Pedro Galimberti; y la ex concejal de Gualeguay, Marcela Ántola, conforman el bloque radical, mientras que el ex senador provincial por Gualeguay, Francisco Morchio, integra el bloque Hacemos Coalición Federal, que lidera Miguel Pichetto, y que es el único que ingresó tras la renovación legislativa del año pasado. Como resaltó Punto y Seguido en LA CALLE, el dirigente del PRO es el diputado que responde directamente a Frigerio y aparece en el puñado de nombres que se mantiene orgánico a la estrategia de los gobernadores de la alianza que salió tercera en las elecciones presidenciales del año pasado.

En la Cámara Alta, donde el recambio de escaños se efectúa cada seis años, el oficialismo entrerriano posee como representantes al ex referente de la Federación Agraria, Alfredo De Angeli (PRO), y a la ex funcionaria de Educación en la primera gestión de Montiel, Stella Olalla (UCR). Sin embargo, el zigzagueo del senador por la minoría, el ex secretario General de la gobernación, Edgardo Kueider, que integra las filas de Unidad Federal, la bancada constituida junto a la cordobesa Alejandra Vigo y el correntino Carlos Espínola, transformó al dirigente justicialista en un aliado de las estrategias del Ejecutivo provincial, de la presidencia de la Cámara Alta, a cargo de Victoria Villarruel, y de la Casa Rosada. El ex concejal de Concordia fue una pieza clave para destrabar la distribución de las autoridades y comisiones del Senado; para el bloqueo de iniciativas peronistas vinculadas al rechazo del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) Nº 70/2023 “Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina”, o para sesiones vinculadas a temáticas de la agenda opositora; y para la sanción definitiva de la Ley Ómnibus y del paquete fiscal.

Kueider justificó aquella decisión en la capacidad de negociación para la eliminación o incorporación de diversos artículos y capítulos en el texto final de ambas normativas. Además, valoró las modificaciones introducidas por Milei, mediante el Decreto Nº 523/2024, respecto al rol de la provincia de Entre Ríos para el proceso de selección de la administración central de los tres miembros de la Delegación Argentina de la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande. Uno de esos casilleros ya estaba ocupado, con la designación de Alejandro Daneri, que es cuñado del Mandatario de Entre Ríos y que tiene una larga trayectoria como funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores y en la Dirección General de Ceremonial, durante el gobierno de Carlos Menem, y como responsable de los Cascos Blancos en el mandato presidencial de Mauricio Macri.

Esta semana se conocieron los otros dos nombres, que corroboran el pacto entre la Casa Gris, el gobierno de Milei y el senador ungido como candidato por Bordet. El legislador Pedro Galimberti renunciará a su banca en la Cámara Baja y asumirá ese cargo, en una jugada política que tiene varias explicaciones simultáneas. Por un lado, se trata de un formato de contención para el sector de intendentes radicales que disputaron las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2021 y 2023, que hoy tiene piezas significativas en el gabinete provincial, como el ex presidente municipal de Crespo y actual ministro de Planeamiento, Infraestructura y Servicios, Darío Schneider. Además del robustecimiento del liderazgo sin fisuras internas, la nominación del ex Intendente permite la asunción de Nancy Ballejos, dirigente del PRO de Concordia, como segunda espada propia para la oficina estelar de Casa Gris. El tercer nombre, promovido por Kueider, es el histórico dirigente Juan Carlos Chagas, que ya tuvo un paso por Salto Grande durante la presidencia de Néstor Kirchner, y que estuvo a cargo de Energía de Entre Ríos Sociedad Anónima (Enersa) durante el mandato provincial de Urribarri.

En la ronda de reuniones por Buenos Aires, el Gobernador de la provincia se trajo el compromiso de la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, de mínima intervención en el tablero electoral de Entre Ríos. La hermana del Mandatario nacional es la principal impulsora de los partidos provinciales de La Libertad Avanza, aunque aseguró que se trata de una herramienta necesaria para la negociación política, que no significa la intención de armar listas autónomas en cada jurisdicción. Justamente, esa promesa difundió el entorno de Frigerio después del cónclave bilateral, en un escenario local donde una boleta libertaria divide al electorado con la oferta de la Casa Gris. Sin Milei en la lista, emergen interrogantes sobre el desempeño en las urnas de una nómina propia, que hoy tiene figuras que abarcan a Sebastián Etchevehere, Andrés Lauman, Betina Todoni, Juan Erro y Roque Fleitas, entre otros dirigentes. No obstante, una alianza con Juntos por Entre Ríos tiene límites sobre las candidaturas, ya que Frigerio prioriza la concreción de alguna espada legislativa leal que no se transforme en un arma de doble filo.

La estrategia de la oficina estelar de Casa Gris es la polarización, a sabiendas que una batalla más antagónica facilita un escenario de tres bancas para la propuesta más votada en el cuarto oscuro y de dos escaños para la alianza derrotada. El oficialismo provincial tiene el desafío de la gestión en tiempos de recortes nacionales, merma de recaudación y creciente conflictividad social, como demuestra la paritaria docente y los números de la construcción, la industria y el comercio en la provincia (y en el país). La oposición peronista posee los retos de sobreponerse del desgaste de las últimas gestiones, reconciliar las prioridades de la política con las necesidades de la gente, y construir una alternativa real de gobierno. Y La Libertad Avanza, que detenta los objetivos de no perderse como una tercera fuerza transitoria en la provincia, como ocurrió con otras expresiones como Nuevo Espacio o el Frente Entrerriano Federal. Como ventaja sustantiva, gobierna la Casa Rosada y depende de la capacidad de movilización y de capitalización de la irrupción libertaria nacional en referencias locales que convoquen a los múltiples electorados configurados alrededor de Milei.

El 2025 está en marcha.

Por Mariano Osuna para Concordia24

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