¿Quién fue Juan Manuel Fangio? Por la Ley del Deporte

Juan Manuel «El Chueco» Fangio nació en Balcarce, provincia de Buenos Aires, un 17 de julio de 1911. Era de una familia de mecánicos y se crió entre los fierros. El taller era su hábitat natural. Metía manos y mañas. Dejó la escuela rápidamente para armar y desarmar autos y reparar maquinarias agrícolas. Más tarde autos de competición. ¿Para quién? Para el mismo… quería ser piloto.

El Turismo Carretera fue su primera pasión. En 1938 hace su debut en el histórico Turismo Carretera con un Ford V 8. Eran años de turismo callejero y de ruta. En 1940 pasa a Chevrolet y sale Campeón. Repitió el título al año siguiente…

Fue un piloto de gran destreza y rapidez por las rutas argentinas y sudamericanas. Se le reconoce la pulcritud y la serenidad para manejar a fuertes velocidades. Era un rayo arriba de esos autos pesados y lleno de herramientas para arreglarlo. Casi no había talleres mecánicos. ¡En una época donde, en las grandes carreras, largaban 150 y terminaban alrededor de 20!

«Empecé a correr cuando no se usaba ni casco. Yo usaba una boina», le contó a un periodista recordando su pasado. Su primer triunfo fue en 1940. En una carrera histórica e increíble: el Gran Premio Internacional del Norte. Desde Buenos Aires hasta Lima. Ida y vuelta. Casi 10.000 km. Una bestia. Había que pilotear esos autos y en aquellas rutas sudamericanas. Casi impenetrables donde morían «a decenas».

En aquel entonces nació la primer gran rivalidad del automovilismo argentino: ¡El Clásico Fangio-Gálvez! Se «sacaron chispas» casi una década entera. Se era «Fangista» o «Galvista». Eras de Ford o de Chevrolet. Nacían los clásicos, las interminables rivalidades, los grandes premios… Juan Manuel y Oscar tuvieron una hermosa y larga rivalidad deportiva adentro y una gran amistad afuera… Se quisieron mucho hasta la muerte de Oscar en 1989.

A Fangio la gloria lo llamó desde el otro lado del mar… Y en el año 1947, con el apoyo del gobierno argentino, arranca a participar en los Grandes Premios de Europa. Anda como una «bala» y convence a todos que es un «genio» del Automovilismo mundial. Esos tipos que nacen con la estrella, los que se destacan de inmediato.

«El Maestro» Fangio obtiene el campeonato del mundo de la Fórmula 1 en 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957. Y se consagra subcampeón en 1950 y en 1953. En la Fórmula 1 ganar cuesta a veces «toda una vida». Y otras… la pagas «con tu propia vida». Lleva tiempo, trabajo y dinero hacer un auto de punta, conocer los circuitos, buscar los mejores tiempos, etc. Tuvo grande accidentes y hasta sufrió un secuestro, pero los «antojadizos vientos del destino» permitieron que llegue a la vejez. Y feliz de haberlo dado todo.

Es el que más veces fue campeón del mundo con un récord que le duro 46 años, superado por el alemán Michael Schumacher. Es el que tiene el mejor promedio de victorias. Y es el único que se consagró campeón con cuatro escuderías diferentes. Le tirabas una «albóndiga» y la hacía ganar. Los autódromos explotaban de gente. En todos lados del mundo. Metía el auto en lugares como solo el podía hacerlo. Gracias a su «muñeca domesticada» y su concentración casi no cometía errores.

Cuando se retira trabaja en argentina y mucho. Es declarado un prócer, un ciudadano ilustre, y un emblema de la Argentina. En la galería de los más grandes de todas las Eras. Si lo nombras a Fangio la gente se pone contenta y se emociona mucho. Desde hace casi 100 años si andas fuerte en cualquier lugar del mundo te preguntan: ¿Quién te crees que sos Fangio?

Fangio es una leyenda mundial, que fue amigo de sus amigos, entrador, un gringo simpaticón, pero tranquilo, metía esa sonrisa de la victoria que tanto agradaba ver, un loco que disfruto mucho de la vida y fue muy laburador. Porque lo apasionaba «a dos manos» lo que hacía.

Hay cinco estatuas mundiales que le rinden homenaje al «Chueco de Balcarce»: Una en Mónaco, otra en Alemania, otra en España, otra en Italia, y por supuesto en Buenos Aires, en Puerto Madero. El también homenajeo a la vida con su tributo a la sencillez, a la humildad, a la filosofía sana, y al trabajo con ganas renovadas todas las mañanas.

Una vez le dijo a un periodista: «Me voy a Europa con el sueño de ganar alguna carrera, en una de esas se me da…», ingenuamente y sin levantar la voz antes de partir al viejo mundo. Se puede decir que superó largamente los objetivos. Vivió y le ganó hasta a sus «más dulces y locos sueños». Juan Manuel Fangio se cansó de ganarle a todos. Y en el más alto nivel. Y dejo un legado que vale la pena conocer y aprovechar.

Existe un Museo Juan Manuel Fangio en su ciudad de Balcarce. Que todo apasionado por el automovilismo y por el deporte en general debería visitar y disfrutar. Porque, como dice su película, «hay millones de personas con licencia para manejar, miles son pilotos, centenares llegaron a la Fórmula 1, decenas fueron campeones mundiales, tres están en el podio… Y uno solo ha sido un genio… Juan Manuel Fangio, hoy, en La Ley del Deporte.

LA LEY DE DEPORTE (STREAMING: WWW.RADIOMATRIX949.COM Y WWW.RADIOMATRIX949.COM)

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