El futbolista, buscado por la policía luego de que atropellara esta madrugada con su auto a su exesposa y luego se fugara, se expone a sanciones como la «amonestación, suspensión, cesantía y expulsión» del club.
Salvio, de 31 años, protagonizó el hecho en las calles Azucena Villaflor y Juana Manso, después de una discusión mantenida con la mujer en la puerta del edificio en la que reside el futbolista, informaron fuentes policiales a Télam.
El incidente encuadra dentro del Protocolo de Prevención y Acción Institucional que Boca aprobó en septiembre del año pasado por impuso de la titular del Departamento de Inclusión e Igualdad, Adriana Bravo, hoy también vicepresidenta tercera de la entidad.
Esa norma, «contempla todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución».
Las imágenes del momento en que Eduardo Salvio atropella a su ex esposa.
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El protocolo regula «los comportamientos, acciones, omisiones y conductas realizadas por sus autoridades, dirigentes, asociados, asistentes, invitados, participantes, deportistas, auxiliares, empleados/as, terceros/as que presten servicios permanentes o temporales, gratuitos u onerosos, que colaboren con la institución, que se encuentren en la institución o en cualquiera de los ámbitos de aplicación y/o cualquier otra persona que se reconozca afectada en el ámbito de la institución o que afecten al mismo».
Las situaciones de violencia reconocidas por ese reglamento alcanzan el ámbito físico, psicológico, sexual, económico y patrimonial y simbólico.
Entre las modalidades de violencias especificadas, contempla una que encuadraría con el episodio protagonizado en los primeros minutos del día de hoy por Salvio, que es la prevista en el artículo 6, inciso G: «Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u ofensivo».
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La activación del protocolo requiere de la presentación de una denuncia ante el Departamento de Inclusión e Igualdad del club, sin necesidad de que se replique en el ámbito judicial, según lo dispuesto en Boca.
Una vez producida, el Departamento de Inclusión e Igualdad deriva a la persona denunciante a un equipo interdisciplinario creado especialmente para el caso a los fines de una escucha activa y presencial.
Cumplida esa etapa, Boca puede iniciar un sumario contra la persona denunciada o archivar el caso. Si hubiere sumario, la resolución quedará a cargo del Tribunal de Disciplina del club, que deberá tener por parte al Departamento de Inclusión e Igualdad.
«Ante la inobservancia de este Protocolo por los responsables de su implementación, la persona que manifestó la violencia en razón de género podrá presentarse ante la Comisión Directiva de la Institución personalmente, por escrito o por correo electrónico manifestando el incumplimiento respectivo, quienes deberán exhortar al Departamento de Inclusión e Igualdad al cumplimiento del Protocolo», concluye la norma.