Un festejo con discutible sentido común y ¿un evidente hartazgo?

Eso fue lo que en la noche de este domingo se vivió en Chajarí. Un grupo muy importante de estudiantes, más que festejar parecería revelarse contra lo dispuesto por las autoridades en lo atinente a la cuarentena, desatendiendo lo que se indica para prevenir el Covid-19. En tanto, medios de varios puntos del país miraban asombrados las imágenes de los sucesos locales, al tiempo que preguntaban si eran reales. Y si, lo eran.

No se puede aducir que se desconoce lo que sucede Covid-19 mediante. Tampoco se ignoran las medidas que se deben adoptar. También se sabe, porque se repite hasta el hartazgo, que los jóvenes pueden transmitir el virus a los mayores, los que son parte del grupo de mayor riesgo.

Pero ¿son los jóvenes los únicos sobre los que hay que cargar las culpas?. Seguramente no. Cierto es que Argentina tiene siempre un culpable para todo: “el otro”. En esta oportunidad como en tantas otras, la responsabilidad es compartida.

Los estudiantes son adolescentes, por lo que están viviendo aún la etapa de crecimiento. Esto no los exime absolutamente de culpa y capacidad de raciocinio, pero indica que no son mayores, que les falta vivir más tiempo para entender acabadamente muchas cosas, y seguramente es posible que en un tiempo más puedan pensar y obrar de manera totalmente diferente.

Pero hay otras partes de la sociedad que deberían ser consideradas. Esa otra parte son los mayores. Pueden ser los padres, a quienes en ocasiones se les dificulta decir “no” y poner el límite necesario. Claro está que el “si” es más sencillo y fácil de decir, pero no siempre va de la mano de la educación que en el hogar el adolescente debe recibir.


En otra baldosa ubicamos a las autoridades. Por supuesto que tienen responsabilidad. No sabemos si la Nación, la Provincia o el Municipio, la Justicia o la Policía, pero alguna de estas partes debe tener la responsabilidad para poner límites, y no solamente a los jóvenes. Cuando comenzó la cuarentena era la Nación la que decía asumir toda la responsabilidad. Pero esto se fue diluyendo con el paso de los días y meses. Hoy, ¿de quién es la responsabilidad? Parecería que de cada uno de los habitantes, que puede ser equivalente a “el otro”, y esto no es solución; es evidente.

Ya no es “el otro”. Somos todos, porque se produjeron reuniones clandestinas organizadas por mayores, y mayores son muchos que no usan barbijos o no cuidan la distancia necesaria en la vida cotidiana. Incluso autoridades se han mostrado sin respetar la distancia necesaria y sin barbijos. El ejemplo de muchos mayores está lejos de ser el óptimo.

Es de esperar que entre los chicos que en la noche de este domingo se expresaron como apuntábamos, no surja ningún caso de Covid-19. Pero además, ¿deberán cumplir algún tipo de cuarentena?, ¿no ponen en riesgo a padres y abuelos?

Por supuesto que el hartazgo ante la cuarentena es más que evidente en gran parte de la sociedad y esto no significa que se esté contra el gobierno, como algunos con alto grado de necedad afirman. También es cierto que la cuarentena no cura; a lo sumo puede evitar contagios, pero no cura. Es posible que el encierro produzca otro tipo de problemas en la salud de muchas personas y esto es admitido por profesionales y se comprueba en no pocos casos.

Llevamos meses de cuarentena y los casos se suman al igual que las muertes. Y esto para referirnos solamente a las personas, porque se puede hablar del país, de la economía, de la pobreza, de la educación, etc.

Cierto es que debido a la cuarentena, muchos quieren ver a sus padres ya ancianos y no pueden, hay padres que quieren ver a sus hijos o nietos y no pueden, algunos aún no pueden trabajar, otros no pueden viajar…

Hay cosas que no tendrían que suceder, pero suceden. El Covid-19 parece que llegó para quedarse. Vacuna no existe aún, de manera que hay que tomar recaudos: higiene, tapabocas, distancia entre personas, no compartir mate o vasos, etc., etc., etc.

Más allá del hartazgo, lo sucedido en la noche de este domingo carece de sentido común y está lejos de la solidaridad, pero pone algo sobre la mesa: ¿qué indica el Gobierno nacional para los jóvenes?.


La libertad está asegurada por la Constitución, pero no lo está si pone en riesgo a otros. De manera que a eso de “tengo derecho” se le impone también un límite legal.

Si todos somos responsables debemos demostrarlo.

Publicado por Chajari al dia

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