por TALPORCUAL
Fin de semana especial para el disfrute. Clima ideal. Gente con derecho de gozar de las bellezas que la ciudad nos brinda. Lugares emblemáticos de Concordia que invitan a la paz, la meditación y el buen pasar al aire libre.
San Carlos con su geografía e historia tan especiales. Lago de Salto Grande con toda su magnificencia. Parque Liquidámbar y algunos más.
Pero sin ninguna duda el paseo popular por excelencia es la Costanera, si, con mayúsculas. Av. de los Pueblos Originarios para las autoridades catastrales y de tránsito.
El paseo orgullo de los Concordienses que invita a compartir el Rio Uruguay con una presentación especial que tanto costó conseguir y cuesta mantener como gran elección de la gente todos los días y, especialmente los fines de semana.
Casi idílico no..? Si casi, porque siempre aparecen protagonistas para nada invitados y mucho menos aceptados. Mientras se disfruta de los diversos sectores verdes de la ribera con presencia masiva, también quienes son innumerables aquellos que marchan en sus vehículos contribuyen al color y el disfrute. Llegan entonces “ellos”, funcionarios con ambición de protagonismo y la fiesta se termina.
Es el caso de nuestra querida Costanera por que cuando miles pasan buenos momentos, algunos descolgados municipales se esmeran en arruinar el goce de niños y adultos.
Como es eso..? Muy fácil…lo hemos visto muchas veces… Personas que tratan de pasar los mejor posible pero reciben el artero acoso de la Dirección de Tránsito. Y digo acoso, porque es lo mismo que pedir documentos en una procesión.
Miles de autos y vehículos hacen la histórica “vuelta del perro” contribuyendo a la característica fila multicolor por todo el perímetro de la costanera, cuando se ven fastidiados por la presencia de ávidas hordas de uniformados que solicitan toda clase de documentación y otros requisitos. Todo esto a las 20 hs. de sábados y domingos. Con el característico gesto descortés y adusto de los agentes, con una movilización de muchos vehículos y elementos con un solo propósito: ARRUINARLE LA VIDA AL PRÓJIMO. No hay otro causal para estos ataques a la tranquilidad del pueblo que trata de pasar lo mejor que puede en esta difícil época.
DIALOGO….
–Me puede decir quién es el jefe del operativo..? –No está, recién se fue..!. –Y el encargado en este momento..?—El que esta allá, es el más antiguo.. ¿¿¿¿????
Logrado el objetivo de dar con el Sr. Más antigüo, este respondió sin inmutarse que
recibía órdenes y que por quejas debía dirigirme al Director de Transito o sino al propio Intendente. Todo esto mientras se esmeraba para enganchar el remolque municipal, ante la desesperada víctima (léase propietario del auto) asistía con espanto que su móvil fuera embardunado abundantemente con pegamento (cuyas marcas persistirán notablemente) y rudimentarias fajas de papel. Todo esto bajo la protección de atentos y mal encarados gendarmes. Indefensos absolutamente ante la prepotencia y la falta de consideración.
Claro que la “obediencia debida” sigue siendo el argumento de los prepotentes (no nos alcanza la historia.?) Parece que no, porque total, siguen siendo empleados públicos inamovibles. Así lo saben y por ende así proceden. Importunan al prójimo buscando para sí el beneficio de servicios adicionales u horas extras.
Termino aquí esta narración que enoja, irrita, que obliga a apretar los dientes como símbolo de resignación, que por momentos nos lleva casi hasta la humillación.
Si quieren mostrar presencia en la ciudad en virtud de alguna pretendida sobresaliencia en su carrera, así no es.
NO ES….Hagan los controles (como supongo los hacen), pero sin jorobar (como decía mi abuela) a los demás.
No importa si es Ledesma, no importa si es Barrios, no importa si es Pérez, ni tampoco Baez, Trump, Leites, Etc. No importa si son buenos padres de familia y excelentes funcionarios, lo que importa es que tengan algo de conciencia de cómo dice nuestro magno preámbulo: PROMOVER EL BIENESTAR GENERAL.
Alfredo…..si vos estas detrás de estas instrucciones. Debes saber bien que para nada contribuyen a tu andar político. Tras tantos años en muy diversos cargos a todo nivel estoy seguro que lo sabes muy bien. Si no es así, lamento que pagues el precio de errores ajenos. De funcionarios de tu ejecutivo, de funcionarios enquistados e inamovibles y de asesores o mentores que para nada te ayudan. Quien sea, no importa.
¿A que no sabes quién paga los platos rotos?