Nuestra argentina sufre los durísimos embates de un patógeno viral que se está llevando a nuestros queridos
compatriotas: familiares, amigos, vecinos, especialmente a los adultos mayores que han sufrido su acción
devastadora y ya no están hoy entre nosotros.
El distanciamiento impuesto por la pandemia ha aislado a los hombres y mujeres de edad avanzada. Están
confinados en sus hogares para protegerse del virus mortal con su correlato doloroso de ansiedad y depresión.
En un mundo hiperconectado muchos viven en soledad de manera sufriente y estigmatizante.-
Duele en el alma comprobar a diario las divisiones que también padece nuestra sociedad y donde oficiamos
de pasivos y pacientes espectadores de conflictos que no provocamos.-
El plan nacional de vacunación que han puesto en marcha las autoridades nacionales ha encendido un sinfín
de controversias que se suman a fuertes críticas entrecruzadas por los errores en su implementación.
Puede ser una muestra de impericia pero también es cierto que estamos frente a un enemigo, si vale la metáfora
bélica, invisible, impredecible e inédito de este tiempo que transitamos.-
En marzo de 2020 se inició la pandemia y fue el año más largo del siglo.-
Pero no todo es vigilia. No todo es error. Hay aciertos y hay voluntades que miran más allá del horizonte y son fundamentales y decisivas y es la que debemos resaltar y subrayar y es esta acción superadora la que nos
conducirá al éxito.-
La vacuna es el bálsamo. Es la vida que renace y es el futuro. Un nuevo amanecer cercano y tangible.-
Destacadísima labor de todos los componentes del plan de vacunación llevado a cabo en Concordia.
Inmejorable atención, cordialidad, educación y profesionalismo. Alta excelencia en el ejercicio de la
profesión y la actividad específica de vacunación masiva.-
Imponderable e irreprochable organización así como dedicado trato a la población y no hay ninguna
exageración en esta afirmación contundente y real. No hubo abrazos pero prevaleció la palabra rectora
y esperanzadora. La palabra es un contrato inquebrantable. En la Biblia la palabra es vida y en esta
pandemia una palabra de amor es el abrazo que no podemos dar.-
Al recorrer los amplísimos e iluminados salones de la ex Estación del Estado sentimos que estábamos en el
primer mundo. No estábamos recorriendo el Centro de Convenciones y Exposiciones de Helsinki, República
de Finlandia. Estábamos vacunándonos contra el Covid 19 en el Centro de Convenciones de Concordia,
Provincia de Entre Ríos. República Argentina.-
Felicitaciones a todos los protagonistas y héroes que están en la primera línea de la desigual lucha contra
el virus.-
Viene a bien los versos de Fito Páez:
“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”.-
María Ofelia Linares.-
DNI: 16820269.-
Docente.