La feligresía de la diócesis de Concordia celebró ayer domingo 12 de septiembre su Fiesta Patronal en honor a María Inmaculada de la Concordia, proclamada en 1980 por San Juan Pablo II como Madre y Protectora de esta porción de Pueblo de Dios.
Como queriendo dar el ejemplo, fue la propia Madre quien primerio a sus hijos; porque salió de su casa en Federación para establecerse durante la novena y fiesta patronal en la ciudad de Concordia, en la Parroquia Inmaculada Concepción, para permitir que sus hijos puedan visitarla.
La misa central fue celebrada a las 19:30 horas, presidida por el obispo diocesano Monseñor Luis A. Collazuol y transmitida por la Fundación María de la Concordia mediante el Canal abierto de la TDA y sus plataformas digitales.
En su homilía, Monseñor Luis además de detenerse en el protagonismo que tuvo María en el plan salvífico del Padre; insistió en la necesidad de asumir como propio el lema de este año. “Hemos recibido lo que somos por la misión de tantos que nos lo han anunciado. Hemos recibo ahora la tarea de ser nosotros los continuadores de esa obra misionera para que Jesús siga llegando a todos y renazca la alegría. Allí donde abunde el pecado que sobreabunde la gracia de Dios” concluyó.
Este año la fiesta tuvo como marco celebrativo los 60 años de creación de la Diócesis de Concordia, acontecimiento que a pesar de estar atravesado por la pandemia; no deja de reunir a los fieles en la comunión espiritual, en la memoria agradecida y en el impulso de llevar la Buena Nueva hasta las mismas periferias de este tiempo presente.
