A un mes de las olimpiadas, las autoridades francesas reconocieron que las aguas del río parisino aún contienen niveles altos de bacterias fecales que impiden de momento la realización de pruebas olímpicas acuáticas.
Desde 2018, Francia ha invertido 1.400 millones de euros en infraestructuras faraónicas para que tanto los deportistas como la población pueda nadar en el río Sena. Se han instalado sistemas adicionales de purificación con rayos UV y se construyeron varios reservorios para almacenar las aguas pluviales y así el colapso de las redes de desagüe, como ocurre con frecuencia.
«La desinfección consiste en eliminar las bacterias fecales y lo hacemos con rayos ultravioletas”, describió François-Marie Didier, presidente de SIIAP, el sistema de tratamiento de las aguas del rio capitalino, durante la inauguración de un reservorio de aguas residuales río arriba.
«Las otras medidas se activan en tiempos de lluvia excesiva: la red de desagüe se desborda y las aguas sucias se mezclan con el agua de lluvia y todo se vierte en el Sena, lo que contamina el río. Para evitar esto, hemos construido varios reservorios para almacenar la lluvia mientras baje el nivel de aguas en las plantas de descontaminación”, explicó Didier a RFI.