Los ataques fueron en Colombo, en Negombo y en Batticaloa, al Este de la isla. Las múltiples explosiones se registraron este domingo de Pascua en tres hoteles de lujo y dos iglesias de Sri Lanka y provocaron al menos 158 muertos, entre ellos 35 extranjeros, y casi 300 heridos.
Una de las explosiones se registró en la iglesia San Antonio de Colombo, otra en la iglesia San Sebastián de Negombo, al Norte de la capital, y la tercera en una iglesia de Batticaloa, en el Este de la isla. Los tres hoteles atacados están en Colombo.
A raíz de los ataques, el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, envió un mensaje a la población: “Por favor, permanezcan en calma y no sean engañados por rumores. Las investigaciones están en curso para descubrir qué tipo de conspiración está detrás de estos crueles actos”.
El primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, expresó luego de los atentados: “Condeno enérgicamente los ataques cobardes contra nuestra gente hoy. Llamo a todos los srilanqueses durante este tiempo trágico para que permanezcan unidos y fuertes. Evite propagar informes y especulaciones no verificadas. El gobierno está tomando medidas inmediatas para contener esta situación”.
Según AFP, el 11 de abril pasado, el jefe de la policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, alertó en una nota a los oficiales de alto rango que un grupo musulmán radical planeaba ataques suicidas contra “iglesias importantes”.
Una sucesión de fuertes explosiones en iglesias y hoteles de lujo ha causado una matanza este domingo en Sri Lanka. Al menos 150 personas han muerto y hay más de 400 heridos, de acuerdo con balances provisionales de la policía y fuentes sanitarias.
Estos ataques son los más sangrientos desde que terminó la guerra civil en Sri Lanka, un conflicto étnico-religioso que enfrentó a la mayoría budista cingalesa y a la minoría hindú tamil durante más de una década. Se ha decretado un toque de queda inmediato y por tiempo indeterminado, según ha informado el ministerio de Defensa, publicó el diario El País de España.
Una de las explosiones se registró en la iglesia San Antonio de Colombo, otra en la iglesia San Sebastián de Negombo, al Norte de la capital, y la tercera en una iglesia de Batticaloa, en el Este de la isla.
Los tres hoteles de lujo atacados, el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos de cinco estrellas, están en Colombo.
La séptima explosión se registró cerca de establecimiento turístico junto al zoo de Dehiwala, al Sur de la capital.
La octava explosión tuvo lugar en una zona residencial en Dermatagoda.
El ministro de Sri Lanka para las Reformas Económicas, Harsha de Silva, ha comentado en Twitter citando al ministro de Defensa que estas explosiones “podían deberse” a los sospechosos de las primeras detonaciones en su huida de las autoridades.
Imágenes en las redes sociales mostraban techos y fachadas destrozadas, y sangre en bancos cercanos al altar en una de las iglesias atacadas. El primer ministro esrilanqués, Ranil Wickremesinghe, ha condenado los que ha calificado de “ataques cobardes”.
“Hago un llamamiento a todos los esrilanqueses a permanecer unidos y fuertes en este momento trágico (…) El Gobierno está tomando medidas inmediatas para contener la situación”, ha publicado en un mensaje en Twitter. El Ejecutivo ha convocado al gabinete de seguridad nacional para analiza la situación.
El ministro De Silva se encontraba en una iglesia en el momento del ataque y ha descrito “escenas horribles” de cuerpos destrozados tras la explosión. El presidente del país, Maithripala Sirisena, emitió un comunicado llamando a la ciudadanía a mantener la calma y apoyar a las autoridades mientras continúan las investigaciones sobre las condiciones de los atentados
Los ataques contra minorías religiosas en la isla se han venido repitiendo en el pasado, los últimos de relevancia en 2018, cuando el Gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia después de se produjeran enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas con dos muertos y decenas de detenidos.
Sri Lanka, con una población cercana a los 21 millones de habitantes, es un país mayoritariamente budista que cuenta con unos 1,2 millones de católicos. Junto al 70 por ciento de budistas, los hinduistas representan un 12 por ciento, los musulmanes un 10 por ciento y los cristianos, un siete por ciento, publicó El País.
La tensión religiosa en esta isla del Océano Índico ha ido creciendo desde el año 2009, cuando se declaró el final de los 26 largos años de conflicto étnico que enfrentaron a la mayoría cingalesa budista y la también minoría tamil hindú, causando entre 80 mil y 100 mil muertos.
Los ataques terroristas eran entonces recurrentes en Colombo, fruto del conflicto étnico-religioso que enfrentó a la mayoría budista cingalesa y a los musulmanes tamiles del norte. Sin embargo, grupos cristianos dicen estar sufriendo una creciente intimidación por parte de grupos budistas extremistas.
Durante los últimos años, los ataques a otras minorías religiosas han aumentado, particularmente contra la comunidad musulmana, alcanzando su punto más virulento en marzo del año pasado cuando los disturbios entre budistas y musulmanes llevaron a la declaración del estado de emergencia nacional.
El año pasado hubo 86 incidentes que incluían discriminación, amenazas y violencia contra cristianos, según la Alianza Nacional de Cristianos Evangélicos de Sri Lanka (NCEASL), que representa a más de 200 iglesias y otras organizaciones cristianas del país asiático. Solo este año, la NCEASL ha registrado 26 incidentes de este tipo, incluido el intento de boicotear una misa por parte de monjes budistas el pasado 25 de marzo.